El Ayuntamiento de Ordizia colabora desde hace años con la Sociedad de Ciencias Aranzadi en la gestión sostenible del parque Oiangu, una colaboración que comenzó en 2013. "Llevamos años trabajando codo con codo con las y los miembros de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Desde entonces, se han realizado trabajos con el objetivo de mejorar la biodiversidad tanto del parque como de la localidad", ha señalado la teniente de alcalde de Ordizia, Maitane Álvarez.

Aunque se ha trabajado en varias líneas, una de las más destacadas es la gestión del arbolado del parque Oiangu. "Los árboles de Oiangu dan mucha vida tanto a la ciudadanía como al bosque", añade.

Con el paso del tiempo, sin embargo, a medida que los árboles envejecen, se van muriendo y no tienen sustitución. "Son muchas las especies de alto valor ecológico que, debido a la escasez de bosques maduros que tenemos, ayudan a sobrevivir a especies amenazadas como el arcángel (Lucanus cervus).

En los dos últimos años se han analizado los viejos árboles de Oiangu de la mano de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y la empresa Kimu bat. En consecuencia, se han realizado trabajos de poda para minimizar el riesgo para las y los usuarios. Estos trabajos han llegado a la conclusión, y así lo destacan tanto Aranzadi como Kimu Bat, que hay que tomar medidas para garantizar la supervivencia de los viejos árboles de Oiangu y las nuevas generaciones de árboles, y para ello, entre otras acciones, eliminar especies exóticas.

Por lo tanto, se han elegido dos zonas de Oiangu poco frecuentadas, y estos días se realizarán trabajos para eliminar dos especies exóticas: los robles americanos y la denominada falsa acacia. A continuación, se delimitarán mediante cierres estas zonas para que garanticen su evolución natural. El trabajo de los años posteriores consistirá en seleccionar los árboles que quedarán entre la densa vegetación que se desarrollará.

Oiangu haritzak mapa

Beneficiando al autóctono

La eliminación de los robles americanos y de la falsa acacia beneficiará, entre otros, a la eliminación de la competencia y al fortalecimiento de su desarrollo y supervivencia de los viejos robles autóctonos, a la creación de espacios luminosos y al apoyo a la los nuevos robles autóctonos. Así, evitando la caída de bellotas de roble americano, se beneficiará al desarrollo de los robles jóvenes garantizando la sustitución de los árboles viejos que morirán en el futuro y a la protección del terreno mediante la creación de cierres.

“Esto tiene una gran importancia en la supervivencia de los robles viejos, que normalmente tienen un sistema de raíces escaso y débil. Así, mediante el fomento de las especies vegetales autóctonas, se favorecerá la diversidad local estrechamente relacionada con ellas, consiguiendo la proliferación de diferentes especies de insectos, mamíferos o aves. Se mejorará la resistencia de los bosques sanos de especies autóctonas a fenómenos meteorológicos extremos como vendavales o sequías. Además, bosques sanos de especies autóctonas ayudarán a mantener la sombra, la humedad y las temperaturas estables.