Este viernes, 4 de febrero, dentro del programa Tiempo de Teatro, organizado conjuntamente por los departamentos de cultura de los ayuntamientos de Beasain y Ordizia, se presenta  a las 20:30h. en el Herri Antzokia de Ordizia la tercera  obra del ciclo, con la representación de la obra en euskera “Nire semea pixka bat motelago ibiltzen da”, a cargo de Tanttaka Teatroa. Esta programación  se enmarca dentro de la Red de Teatros de Euskadi y cuenta con la colaboración de los departamentos de Cultura de la Diputación guipuzcoana y Gobierno Vasco.

Fernando Bernués dirige este nuevo montaje, que cuenta con un elenco formado por Miren Arrieta, Klara Badiola, Mireia Gabilondo, Asier Hernández, Xabi "Jabato" López, María Redondo, Martxelo Rubio, Jose Ramon Soroiz, Dorleta Urretabizkaia y Ander Iruretagoiena.

Mía es una mujer imprescindible, como tantas, en el día a día de su casa. Lucha contra sus demonios mientras cuida de su madre, su padre, de su hija y de un marido “disidente” pero especialmente se desvela por su hijo Branko que padece una, innominada, enfermedad degenerativa que le va haciendo perder movilidad. Hoy, Branko, cumple 25 años y su “defectuosa” (hoy día se diría “disfuncional”) familia le prepara una fiesta. Es el detonante para hablar, con humor, sencillez y una sinceridad brutal, de todo lo que alguna vez importó, de lo que siempre debiera importarnos: la memoria, la familia, el paso del tiempo, la aceptación del diferente, la juventud,  el amor, el miedo, la soledad, la belleza, el abandono, la locura, la enfermedad... La vida.

“Nire semea pixka bat motelago ibiltzen da” (“Mi hijo sólo camina un poco más lento”) es un texto extraordinario y no es una frase hecha. Ha sido reconocido con numerosos premios y las puestas en escena se suceden de un país a otro. La casa familiar es el espacio diverso en el que se dan infinidad de situaciones, algunas graciosas, otras crueles o conmovedoras y muchas difíciles de clasificar.

Es llamativa la diversidad de edades en los personajes, hay abuelos, madres, hijos adolescentes, un registro variado que proporciona a la pieza una variedad y una riqueza que abruman. También sorprende la impresión de que el texto podría estar escrito, tranquilamente, en una realidad inmediata. Nos lo podemos imaginar perfectamente inscrito en un barrio proletario cualquiera de nuestra geografía industrial o inclusive en un contexto rural y euskaldun.

Sin conocer el nombre del autor o de los personajes de la función no pensaríamos nunca que está escrita en los Balcanes. Eso pasa con los grandes textos, que son abiertamente universales.

Una obra que pone al humor, la sencillez y la sinceridad en el punto de mira para afrontar cualquier drama. Entradas a la venta en Barrena.