El artista donostiarra presenta su obra hasta el 6 de febrero

Del 19  de enero al 6 de febrero la Sala de Exposiciones de Barrena Kultur Etxea acogerá una exposición de pinturas del artista Juan Gabriel Vich que lleva el título de “los donantes caprichosos””. La exposición permanecerá abiertade lunes a sábado en horario de 6 a 8 de la tarde. Inauguración este viernes, día 16 a las 7 de la tarde.

En el catalogo editado para la exposición, Maria José Aranzasti presenta así la obra de Vich: Lo primero que uno descubre, ante la nueva serie pictórica de Juan Gabriel Vich es que los donantes caprichosos le han otorgado dos grandes favores: dejarle adentrarse en la utilización del color y en una visible figuración, con la presencia de determinados objetos que el ojo descubre e identifica como tales, imágenes latentes, que nuestro avezado ojo de espectador reconstruye e incluso, en alguna de las obras llega a conformar la silueta de un paisaje. Esta idea de paisaje también está presente mediante ramas o con el color verde que crea la idea de exterior como un fondo de la propia naturaleza.

 

Vich nos tenía bien instalados en la combinatoria perfecta del blanco y negro con todas sus sutilezas, pero las obras que conforman esta exposición se atreven con el verde, el amarillo, el azul, el rojo, colores que en series anteriores no utilizaba, porque no los necesitaba. ¡Bienvenidos los donantes caprichosos!

 

Es más, hay una intención clara de seguir con su propio estilo pero apurando, yendo más lejos, para lo que el artista genera unos ritmos y unas fases con una sabia recomposición de papiers collés. Para ello, juega una y otra vez a recomponer un puzzle, encajando unos elementos con otros. Pero para lograr eso, se ha dejado llevar, se ha dejado hacer. Compone, genera formas, luego las corta, las desestructura para luego volver a reensamblarlas, a recomponerlas por medio de collages casi imperceptibles por su precisión de corte y ajuste. Lo que en un principio se presentaba chocante acaba por encajar perfectamente, conectando unas formas con otras, unos elementos con otros. El artista juega al acabado esmerado y perfecto.

 

En sus pinturas sobre lienzo encontramos alguna obra con fuertes contrastes. Preferencias por el instrumental de laboratorio y elementos orgánicos. Fluidos, arterias, pibetas, vasos... En otras predomina el blanco como algo vaporoso, nebuloso y lechoso, al que el negro acecha como contrapunto. Siempre hay contrapunto en las obras de Juan Gabriel Vich. Algunos blancos están muy definidos, son pastosos potentes, y a veces, incluso reverberan.

 

Conforme uno observa sus pinturas, va descubriendo novedades: formas envolventes, sinuosas, infinidad de curvas, siempre suaves, ondulantes. Experimentando con los soportes, ha alcanzado una gran destreza técnica al buscar la tridimensionalidad manifiesta en sus metacrilatos, superponiendo fotografías, retazos de dibujos como fondos y pintura que aplicada con pincelada suelta se desliza con facilidad, imprimiendo a toda la obra un carácter singular.

 

Nos sorprende el artista con una instalación de objetos que funciona a modo de archivo y que utilizaremos para encontrar pistas-referencias por donde acotar el mundo en el que Vich se desenvuelve.

 

Todas sus obras son muy luminosas, cargadas de una infinita sensibilidad y de gran lirismo. Son verdaderas poesías visuales que nosotros, espectadores sedientos, necesitamos como si fuesen un verdadero maná. Necesitamos este arte, el que nos brinda Juan Gabriel Vich, porque sin duda alguna nos enriquece la vida y porque nos resulta indispensable, esencial para seguir alimentando nuestra particular sensibilidad, la propia de cada uno de nosotros.

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